Por Alberto Junco
El pasado 19 de febrero, el Rector de la UAQ, Dr. Gilberto Herrera Ruíz, dando cumplimiento al mandato de la Ley Orgánica, presentó su primer informe de actividades correspondiente a su segundo periodo. Hay que decirlo: un informe con pocos logros reales y mucho discurso en torno a señalar vagamente a las políticas educativas como responsables de los problemas que enfrenta la Universidad.
Más allá de lo que pudo decir e informar, lo interesante es que ya inició la carrera por la próxima elección de Rector. Sí, me dicen algunos actores universitarios, faltan dos años, pero la verdad es que falta uno, porque siempre el segundo informe, que habrá de ocurrir en febrero de 2017, es el momento en el que se toman las decisiones finales de quienes tomarán la decisión de contender y, pues ya hay que empezar a cabildear para ver las posibilidades de ser el próximo ungido por la comunidad universitaria.
Bajo este argumento han empezado los comentarios en torno a los saldos que dejará esta administración, los cuáles, al decir de algunos, debe ser un tema de preocupación de toda la comunidad universitaria.
En los pasillos y áreas universitarias se comenta sobre la pesada carga que supone el desorden administrativo y los problemas financieros que en los últimos meses se han estado ventilando en los medios de comunicación. Para algunos universitarios congregados el día del informe en el Centro de Negocios, y con los que tuve oportunidad de intercambiar palabras, el recuento de lo sucedido les dejó un cierto sabor agridulce: cosas buenas, cosas malas, lo normal e inercial de toda actividad de gestión universitaria; pero como que hay cosas que se dicen sin decir, hay cuestiones que no están todavía muy claras y hay muchas, pero muchas promesas incumplidas.
En la cuestión del uso de los recursos públicos, para comentarles lo dicho por uno de los que estuvieron presentes en el informe. Se cuestiona lo que al inicio de la Rectoría del Dr. Herrera se manejó como el gran cambio: las obras universitarias ¿y con que nos encontramos? Pues que hay muy poca obra y la que se lleva a cabo tarda años en concluirse, me hablaron del Parque Biotecnológico, sin terminar a casi cuatro años de iniciado y reducido a oficinas burocráticas, también me comentaron de la biblioteca de la ExPrepa Centro, sigue en obra negra y no se le va para cuando; hasta una obra menor como es el caso de una ampliación de la Biblioteca de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, ha durado más de dos años, sin que se vea para cuando concluirla.
Un puntal de la administración del Rector ha sido el impulso a la investigación para resolver los grandes problemas de la entidad. En los últimos años, se nos ha dicho, se han conseguido apoyos millonarios para el crecimiento de la investigación en la UAQ. Hemos oído hablar de teléfonos celulares marca UAQ, de un sistema de energía eólica para que la Universidad ya no gasté en pagarle a la Comisión Federal de Electricidad los recibos de luz, la producción masiva de biodiesel para el transporte universitario, las grandes innovaciones tecnológicas para hacer que la administración universitaria sea más eficiente.
Sin embargo, se oye por todas partes, todo lo anunciado no se plasma en resultados reales, pues ni celular, no energía eólica, ni biodiesel, son recursos que no se traducen en ahorros ni en innovaciones para el desarrollo de la sociedad queretana.
Agréguele a todo esto, amable lector, que los dos sindicatos universitarios (administrativos y académicos) tienen emplazada a la máxima casa de estudios para el 1° de marzo, la demanda es de un aumento del 10% directo al salario y un alto a las violaciones al contrato colectivo; este último había venido siendo una bandera de los trabajadores administrativos, pero en estos días, los académicos ya empezaron a señalar que también a ellos los están afectando en sus derechos laborales y pareciera, por las mantas colgadas en las oficinas del SUPAUAQ en las calles de Hidalgo, que el problema puede crecer si no hay sensibilidad de parte de la autoridad universitaria.
Ante estos problemas, el cuestionamiento que corre por toda la Universidad es: ¿para qué se insiste en el Hospital General, si no tenemos ni para el aumento a los trabajadores?, ¿a poco se tendrán recursos para sostener un proyecto de ese tamaño?
En fin, la carrera por la Rectoría en el 2018, ya empezó.