Por Alberto Junco
Caminando por la recientemente liberada Alameda, me encontré a un amigo normalista, le pregunté cómo estaba y me comentó sobre la preocupación que había en el gremio educativo por el futuro de la educación en Querétaro, porque a casi un año de iniciada la administración estatal, todavía no queda claro hacia dónde va la educación en Querétaro. Hasta ahora lo único evidente son dos cosas y que, por desgracia, son malos ejemplos de conducción de un sector tan sensible como lo es la educación.
La primera cuestión que llama la atención entre los conocedores del medio educativo en Querétaro tiene que ver con las huelgas y protestas. A los problemas relacionados con la reforma educativa que afecta a profesores de educación básica y los conflictos en el Colegio de Bachilleres por el despido de algunos docentes, se suman las huelgas en la UAQ en el mes de marzo y ahora llega la de la Escuela Normal; la primera se resolvió por una decisión muy cuestionable de la autoridad laboral, quien empleó la vía jurídica para terminar con la huelga, pero que no ha acabado con el conflicto, ya que hasta la fecha no se han resuelto las demandas de los trabajadores y siguen litigando en la Secretaría del Trabajo.
En el caso de la Normal todo apunta a lo mismo, pues el Secretario de Educación ya anunció que están solicitando se declare la improcedencia de la huelga, aduciendo argumentos de que las peticiones son personales y no atienden a cuestiones colectivas, cuando el pliego petitorio contempla cerca de 20 puntos a negociar, equivocadamente, me dice el amigo normalista, buscan una vía judicial y dejan de lado la posibilidad del diálogo.
Pero está otra cosa, más relevante en opinión del profesor normalista, y es que en el Secretaría de Educación no hay autoridades con formación y experiencia en el ámbito educativo, cuando uno ve quienes son las autoridades educativas, resulta que son personas vinculadas al Secretario Botello y muchos de ellos ocuparon cargos en la Secretaría de Gobierno en otras épocas. Ahora aparecen, gracias a la relación personal y no a los méritos y conocimientos en el sector, ocupando cargos en la Secretaría de Educación; y a juzgar por las acciones que han tomado, siguen actuando como si estuvieran en la Secretaría de Gobierno.
Lo que está ausente en el escenario educativo son los programas de desarrollo en los diversos niveles y modalidades del sistema educativo, de manera tibia aparecen algunos anuncios de obras menores de mantenimiento en las escuelas de educación básica o la campaña de reforzamiento de las matemáticas a partir del 2017, aunque cabe la pregunta de ¿por qué hasta el próximo año? Poco o nada se ha escuchado sobre cómo trabajar para resolver los problemas de analfabetismo que siguen aquejando a la entidad, tampoco hay orientaciones claras para tratar los problemas de gigantismo que afectan al Colegio de Bachilleres o como se van a crear las condiciones académicas para que la formación de los futuros profesores de educación básica alcancen mayores estándares de calidad y beneficien a niñas y niños, y esto por señalar solamente algunos de los temas neurálgicos que todo interesado en la educación se plantea como cuestionamiento ante algo que parece ser una parálisis de la educación en Querétaro.
Mientras ocurre todo esto, el Gobernador Francisco Domínguez deberá rendir su primer informe y algo tendrá que decir sobre la educación. Ojalá en estos días, las autoridades educativas encabezadas por el Secretario empiecen a preocuparse seriamente por trabajar en beneficio de la educación y presenten un programa con objetivos y metas claras para empezar a transformar positivamente a la entidad.