Por Héctor Parra Rodríguez
Este miércoles, el Presidente Municipal de Querétaro, Marcos Aguilar Vega, en un escueto informe dio a conocer que había rescindió el contrato con la empresa Aquiles Park, por incumplimiento, relativo a los parquímetros y bicis compartidas.
Dijo que por la tarde daría mayor información en compañía de algunos de sus Secretarios, para precisar los incumplimientos de la empresa ganadora del concurso de licitación del año pasado. Por lo pronto, como si se tratara de un gran festejo de los queretanos, las redes sociales se llenaron de alegres comentarios; los medios informáticos dieron la noticia de manera escueta ante la falta de mayor información.
Los vecinos que promovieron juicio de ampro se adjudicaron el triunfo, ya que se había opuesto tajantemente a la medida; la fracción del PRI en el ayuntamiento, también se adueñó de la supuesta victoria. Sin embargo el presidente municipal le atribuye la derrota al incumplimiento de la empresa.
¡Algo huele mal en este asunto! No es posible que la empresa que ha realizado gastos millonarios en la compra de los parquímetros simplemente deje de cumplir con el jugoso contrato que duraría 15 largos años. Se esperaba una ganancia de poco más de 613 millones de pesos para la empresa en esos 15 años y algo más de 56 millones anuales para el municipio. No resulta lógico ni comprensible que de la nada se incumpla y se rescinda el contrato de licitación.
Más cuando hubo dos prórrogas e 90 días cada una, por aquello de que el INAH puso trabas, lo que retrasó la puesta en marcha del “proyecto”. El segundo plazo de la prorroga venció el 28 de febrero pasado y no entraron en funcionamiento ni los parquímetros ni las bicis compartidas.
Hay que tomar nota que en la zona del Centro Histórico, el mismo municipio puso en marcha varias obras públicas como la remodelación de la Avenida Ezequiel Montes, ante “La Calzada”, lo que indudablemente impediría que esa zona se explotara en perjuicio de la empresa ganadora. De eso nada se dijo en la conferencia de prensa que por la tarde ofreció Marcos Aguilar.
En la conferencia el Secretario de Gobierno del Municipio, detalló a grandes rasgos la ruta crítica que sufrió el contrato de licitación, así como la razón de las prórrogas, hasta llegar al vencimiento para que entraran en funcionamiento los parquímetros y las bicis. Todo inició el 11 de febrero del 2016 y el 3 de junio se adjudicó el contrato a la empresa ganadora. No es sino hasta el 15 de diciembre pasado que el INAH otorga el permiso para la instalación de toda la infraestructura del negocio de parquímetros y estaciones de las bicis. A paso lento la empresa inició con los trabajos, sin embargo algo sucedió durante este periodo que no avanzaron.
En la conferencia no faltó el discurso político de Marcos Aguilar Vega, Presidente Municipal, quien se “adornó” con las dos razones que influyeron para que tomara la decisión de “cancelar” –así lo reiteraron- no rescindir, el contrato de concesión con la empresa. La primera, dijo, fue el incumplimiento de la empresa. Y la segunda razón, que “él es sensible al problema económico que viven las familias queretanas y en México”; “que pensó en la ciudadanía en su conjunto; y que en cada acción que emprende, siempre piensa en las familias queretanas”.
También argumentó Marcos Aguilar, que a él no le “tiembla la mano” para tomar decisiones, ante todo está la legalidad y la transparencia en sus decisiones; además exige seriedad y orden en lo pactado; que “él no piensa en las próximas elecciones, sino en las próximas generaciones”, su prioridad, espetó, son los queretanos. Ya después vendrían los cuestionamientos de los periodistas de los medios de comunicación que acudieron a la conferencia.
Las autoridades aseguran que el municipio no perderá ni pondrá un solo centavo, el seguro de fianza que otorgó la empresa pagará cualquier daño por el incumplimiento. Total que el severo problema político generado por la tozudez de instalar los parquímetros que le generó a Marcos Aguilar Vega, una grave diferencia con los vecinos del Centro Histórico –que votaron por él- y miles de queretanos más, aparentemente quedó resuelto con la rescisión de la concesión, además por aquello que dijo el presidente: que solo piensa en ellos. Esto no es más que una pretendida tardía reivindicación.
Sin embargo ¿La empresa se quedará cruzada de manos? ¿Qué pasará con el o los juicios de amparo? El asunto de contenido eminentemente jurídico y no político –al menos eso se supone- debió ser atendido como tal, entonces ¿Dónde quedó el síndico? Es la persona que representa legalmente al municipio; de este no se sabe nada. En cambio la “plana mayor” del municipio fue la que dio la conferencia encabezada por el presidente municipal ¿Dónde está el representante legal del municipio? Se ignora todo al respecto, bueno ni siquiera fue invitado.
Por eso el asunto “huele mal”. Ahora más bien pareció que, gracias al presidente municipal, a los queretanos se les eliminó un severo problema económico; por lo tanto hay que agradecer al presidente por su valiente decisión de “cancelar la concesión”; y en eso pensó Marcos Aguilar Vega ¡Primero están los queretanos en su pensamiento!
Estos argumentos jamás los mencionó Aguilar Vega cuando puso todo su empeño en que se instalaran los parquímetros y las bicis compartidas en la zona del Centro Histórico, el municipio se defendió en contra de los vecinos por aquello del amparo; la pretensión era instalar a como diera lugar, costara lo que costara, los parquímetros y las bicis, dado que la empresa dejaría ganancias millonarias al municipio y a ella mucho más. Sumado a lo anterior, vendrían las multas, la puesta de las arañas y los arrastres.
Para “aderezar” la conferencia de prensa, adelantaron que el municipio continuaría fortaleciendo las políticas de movilidad, señalando diversas obras de infraestructura. Total, que el problema de eminente interpretación jurídica, se convirtió en un acto de precampaña más: Maros Aguilar Vega no piensa en las próximas elecciones, sino en las próximas generaciones ¡Qué tal! Ahora habrá que agradecerle la decisión que tomó, “no le tembló la mano”.