TRAS LA VERDAD: FRAGILIDADES DE RICARDO ANAYA

 *Por Héctor Parra Rodríguez

Una vez más la fragilidad política de Ricardo Anaya Cortés, dirigente nacional del PAN, se hace evidente; primero fueron sus continuos viajes a Atlanta, en donde radica su familia; lo negó, pero no pudo con las evidencias en su contra. Le siguió su avaricia por acaparar los spots de su partido. Ahora es por el crecimiento desmesurado de su patrimonio y la defensa de su familia política, poniendo al frente a su partido los problemas personales, lo que no gustó a muchos panistas. 

Ricardo Alemán desmenuzó en aquel entonces todos los viajes de Ricardo Anaya a los Estados Unidos y a pesar de ello lo negaba rotundamente. Para atender asuntos personales, se dijo entonces, abandonaba sus obligaciones partidistas; iracundo espetaba que era mentira, más cuando se le dijo que usaba los recursos económicos del PAN, para pagar los viajes semanales que realizaba en avión empezó a olvidar el tema. El tiempo alivia las penas y poco a poco fue cediendo la presión de su dispendiosa vida. 

Después y aun hoy en día, le echaron el reclamo a Ricardo Anaya, por estar construyendo su candidatura de su partido político, a la Presidencia de la República, utilizando de manera exagerada y en forma exclusiva todos los promocionales del PAN, en su favor, para posicionar su figura a todo lo largo y ancho del país. Ante las presiones que ejercieron en su contra varios compañeros de su partido que también aspiran a la candidatura, ofreció que compartiría los tiempos oficiales de las prerrogativas de la publicidad con los demás; pero no lo ha hecho y él, solo él sigue usufructuando –al igual que Amlo- de manera personalísima esos tiempos en los medios televisivos y radiofónicos. Cree seguir fortaleciendo sus aspiraciones para afianzar su candidatura, actitud mezquina que le siguen increpando y aquel hace caso omiso. Lleva a cabo su campaña electoral acorde con sus planes y objetivos, que no son otros que los de posicionarse a nivel nacional para ser el más conocido y aceptado por todos, al enfrentar “solo” el combate a la corrupción y afirmar que él sí sabe gobernar; que echará al PRI de los Pinos ¡Sus acciones confirman las intenciones! De ahí que los oponentes continúen muy molestos con su actuar y los reclamos de Margarita Zavala y otros hayan subido de tono; además ha olvidado convocar para seleccionar el método de elección o selección del candidato. 

Ahora, por razones del desmesurado incremento de su patrimonio familiar que fuera evidenciado por un medio de comunicación impreso de circulación nacional –El Universal que goza de prestigio-, echa culpas al gobierno federal y pone como pretexto de los ataques que ha sufrido, a las amenazas por mostrar su férrea y honesta oposición a la designación de Raúl Cervantes como el próximo Fiscal de la Nación, acto que compete al fuero de los senadores; y amenazó que ahí no pasará la aprobación. Él justificó hasta el cansancio en distintos medios de comunicación que le advirtieron de las amenazas para que cedieran en la aprobación del Fiscal. Y así se ha estado defendiendo con el pretexto por encima de cualquier acusación, aquella que públicamente le imputan en relación con el crecimiento desmesurado de su patrimonio en pocos años. 

Sin embargo, Anaya pasó por alto que Javier Lozano, senador del PAN, que había solicitado permiso en esa Cámara, para atender otra actividad, se iba a reincorporar ante la ofensiva intromisión de Ricardo en las decisiones exclusivas de los senadores. El “bronco” del senador Lozano, convocó de inmediato, sin previo aviso, a conferencia de prensa en el mismo Senado, para desmentir a Ricardo Anaya; afirmando que un grupo de 12 legisladores no comprarían los pleitos personales de su dirigente nacional en contra del gobierno federal y con el PRI. Que ellos no mezclarían una cosa con la otra. Que esos problemas personales -de su patrimonio- nada tenían que ver con los compromisos del Senado de la República y no iban a comprar broncas ajenas. Por supuesto que Ricardo de inmediato afirmó que respetaba lo dicho por el senador Javier Lozano. 

Entre otras cosas Javier Lozano dijo: “… al menos 12 personas dentro del grupo parlamentario no están dispuestos a cerrar las puertas del dialogo con el PRI; declarar guerras de manera unilateral para defender posiciones estrictamente personales no se vale, no se vale arrastrar a todo el sistema PAN en aras de una defensa personal a la que tiene derecho sin duda Ricardo Anaya, pero nosotros como legisladores tenemos un mandato. No nos pueden pedir una disciplina ciega. No podemos estar sujetos a coyunturas políticas ni a caprichos personales, nosotros no estamos en esa guerra, nosotros estamos en los acuerdos políticos porque tenemos que ser políticos profesionales y tener visión de estadistas y no de coyunturas meramente electorales”. 

En la misma conferencia de prensa Lozano también dijo: “Si me preguntas qué pensamos del papel de Raúl Cervantes, que está haciendo una buena labor, porque no se vale ser tan hipócritas que decir una cosa en privado a la Barbosa y salir públicamente a denostarlo porque es de otro partido, es un buen abogado, fue un buen senador de la República  y no lo mancha el hecho de  haber pasado por un partido político y él está acreditando con hechos, él es el que está metiendo a la cárcel a gobernadores del propio PRI que no se había hecho antes”. Otro duro golpe a lo dicho por Ricardo, cuando este había asegurado que no pasaría Raúl Cervantes como Fiscal, en el Senado de la República. 

Conclusión. Son muchas las fragilidades que ha demostrado poseer el dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya, quien aspiraba a ser el candidato de su partido a la Presidencia de la República. Así no se puede jugar a la política de altura, responsable, seria, mucho menos pensar en atender y resolver problemas nacionales, si antes está puesta la atención e interés del dirigente en dilucidar el cómo resolver sus problemas personales, sin importar anteponer los intereses superiores de las instituciones ¡Así no se debe  ni se puede gobernar!

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