Por Héctor Parra
Querétaro. Qro.-La semana que termina, el mismo Presidente comentó que en su juego de béisbol iba ganando. El béisbol es el juego preferido de los hombres de los 50as. Entonces el futbol ganaba las preferencias de los radioescuchas también de las pantallas de televisión. Se quedó con ese gusto y la frustración: dice el Presidente, hubiera sido un gran beisbolista de no haber sido por la fractura de uno de sus dedos de la mano derecha, por eso parafrasea con ese deporte, antes, el rey de los deportes. Esta vez escribiré los nombres de las jugadas beisboleras como se escuchan y no como se escriben en el idioma inglés.
Lo cierto que el Presidente impone las reglas en su propio “juego”. En el diamante de 30 metros de cada lado, él dice cómo se juega y con quien juega. Dado el protagonismo presidencial, juega todas las posiciones, desde cátcher hasta fildeador; va a todas las bases y de ampayer también la hace. Pitchea y cacha bolas; él decide quien juega y quien no juega y a quien poncha. Incluso cuando es un jom ron decide si es o no lo es, salvo que se vuele la barda, no le queda más remedio que reconocer, pero ni así acepta que se anote una carrera en su contra. Nadie de su equipo se atreve a contradecirlo, ya que también en el entrenador. Como deben consentirlo, le tiran bolas bobas para que les pueda pegar y si está a punto de ser ponchado, le dan base por bola para que no pierda una. El juego es de él. Y así será por los seis años de su mandato, será una temporada larga.
Por lo pronto no ha ganado toda la primera temporada, aunque a él le parezca que sí. Lo han ponchado y le han metido paliza loca en sus primeros cien días de la temporada, Este día en que se cumplen los primeros 100 días de la temporada, se llevaron a cabo manifestaciones en las capitales de los estados, protestando en contra de algunas de sus políticas sociales o sus acciones; a pesar de que pierde, quiere ganar. Una de sus jugadas y mucho muy sentida, es la eliminación de los subsidios a las Estancias Infantiles, lo que ha dejado en la calle a más de 300 mil niños que no reciben ya educación temprana. Esa acción es un ponche y no lo acepta, le ha causado tremenda rechifla de los aficionados, pero el Presidente se empecina y no acepta que es una mala jugada y por medio del safe quiere ganar. El ampayer lo amonesta y poco le importa, El juego es del Presidente y amenaza con llevarse todos los instrumentos del juego, las manoplas, las bolas y los bats, hasta los cojines de las bases; las reglas del juego él la interpreta y las aplica. Fue poche y no lo acepta.
Le propinaron un jomron en el asunto de las mujeres maltratadas, también les quitó el subsidio y ante la fuerte rechifla tuvo que reconocer y aceptar que se equivocó; no le quedó más remedio que aceptar el aut cuando tenía la casa llena. El graderío le exigió que rectificara y reconociera que la pelota había volado la barda; el mismo público se quedó con la bola, era la prueba más clara del batazo social. De malas rectificó, no sin antes aceptar como acto magnánimo del ampayer. Era un gran robo, pero ante la exigencia del graderío tuvo que aceptar que cometía una verdadera injusticia.
La cancelación del nuevo aeropuerto de Texcoco, fue juego rudo y sucio. No aceptó ninguna sanción el Presidente, a pesar de lo sucio del juego. Cambió las reglas y aun así siguió perdiendo. Se llevó a todos los jugadores a otro campo, al de Santa Lucía y ahí impuso nuevas reglas. Metió al juego a los elementos del Ejército Mexicano para que formaran parte del partido; les prometió que si ganaban por paliza, les daría el aeropuerto, la administración y les permitiría construir casas para negocio; a pesar del rompimiento de las reglas, siguió adelante. Sin embargo, alguien le dijo que no podía jugar tan sucio, que estaba mal; entonces cambió y les dijo a los elementos del Ejército que no habría tanto negocio en el juego, que no construirían casas, que no violarían la ley, así que tuvo que reconocer otro cuadrangular; se quería ir limpio, sin un solo aut.
El precio de la gasolina es otro jomron que no acepta. Justifica que es un safe, que no fue carrera. Claro que sí es carrera y afecta seriamente al bolsillo de los millones de consumidores, al transporte público y de mercancías. Dice el entrenador y Presidente que son precios reales, pero que están estudiando para ver cómo le hacen para bajar los incrementos en los precios de los combustibles. Por lo pronto, es un jomron en su contra, la bola volvió a caer en las graderías y el público bien lo sabe, está molesto por el robo y la promesa de que respetaría todas las jugadas en beneficio de la población. No ha sido así y van tres meses sin que encuentren la fórmula para bajar el precio de los combustibles. El Presidente se robó todas las bases y ni así. Las trampas no se valen, el público le exige juego limpio.
El cierre de empresas maquiladoras en la frontera con los Estados Unidos, en el Estado de Tamaulipas, es otro juego perdido, al que poca importancia le ha prestado. Sin embargo, los números en la estadística quedaron registrados. Si bien no fue una paliza, perdió ese juego beisbolero el Presidente de la República, muchos empleos se perdieron y otros tantos están en riesgo de correr la misma suerte por falta de atención de su gobierno. El Público lo reprueba, no aplaude y sí abuchea cada vez que pierde y no lo reconoce, no rectifica para corregir los errores. Cientos de familias se quedaron sin empleo por no atender los conflictos sindicales, la Secretaría del Trabajo, nunca tuvo interés ni presencia en el lugar del conflicto. Otro juego perdido al cual no le dio ninguna importancia el Presidente ¿Pensará reponerse en otra entrada? La temporada es larga, el juego apenas empieza y el Presidente no ha dado paliza, también ha recibido tremendos ponches y batazos, la bola se ha volado la barda.