*Baker Mayfield contagia su personalidad a un equipo de los Browns que llevaba más de dos décadas hundido entre maldiciones y falta de fortuna
Mientras se encontraba de gira, reclutando, hace siete años, Bob Stoops siguió escuchando el mismo rumor extraño: que Baker Mayfield, entonces un jugador de primer año para Texas Tech, iba a transferir a Oklahoma.
«Yo pensé, bueno, él no me ha llamado. no he escuchado nada de él», recordó Stoops. «Y cuando le pregunté a mis coaches, ‘¿Cualquiera de ustedes ha escuchado de Baker Mayfield? He oído que viene a OU’. Y nadie había escuchado nada. Dije, ‘Bueno, veremos cuando regresemos del descanso para ver si está aquí'».
Así fue, y Mayfield se apareció en Norman desde Lubbock, sin anunciarse y sin invitación. Luego, procedió a hace lo que siempre hace: primero, se ganó a sus compañeros; después, los lideró a victorias sobre el campo.
«Tiene cierto modo de comportarse», señaló Stoops, quien fue elegido al Salón de la Fama del Fútbol Americano Colegial esta semana. «Siempre ha tenido éxito, siempre ha ganado, y mucho de eso tiene que ver con tener esa sensación que hay dentro de ti, de que ‘Yo gano’. Ha sido un triunfador toda su vida. … Y eso es contagioso, todos se alimentan de eso, todos lo detectan, y no se pueden fingir esas cosas.
«La gente lo detecta y lo empieza a sentir y lo empiezan a creer».